El Gobierno reglamentó los artículos laborales de la Ley Bases, introduciendo una reforma que busca reactivar el empleo privado, estancado por más de una década. Este cambio parte de un enfoque diferente al tradicional conflicto entre empresarios y trabajadores, promoviendo un esquema de cooperación que beneficie a ambas partes. Inspirada en las ideas de Ronald Coase, la reforma propone un sistema flexible donde las partes negocian sus propios acuerdos laborales, siempre que sean beneficiosos para todos.
En lugar de imponer normas rígidas, la Ley Bases otorga libertad para diseñar regímenes laborales adaptados a las particularidades de cada sector o empresa. Esto incluye mecanismos de contratación, modalidades de pago y condiciones para finalizar relaciones laborales. Un acuerdo que no satisfaga a alguna de las partes puede ser rechazado, garantizando que las decisiones sean mutuamente convenientes.
Un ejemplo exitoso es el acuerdo entre el gremio de la construcción (UOCRA) y las empresas del sector, que implementaron un sistema de compensación efectivo para reducir la alta rotación y la litigiosidad casi a cero. Este modelo demuestra cómo soluciones adaptadas a las necesidades específicas de una industria pueden mejorar significativamente las relaciones laborales.
La reforma también permite diseñar distintos esquemas según el tamaño o ubicación de las empresas, fomentando acuerdos flexibles y eliminando incertidumbres jurídicas. Al centrarse en reducir costos ocultos y conflictos, las partes pueden enfocarse en construir relaciones laborales más productivas y armónicas, dejando atrás la industria del juicio.
Con este cambio, el presidente Milei busca instaurar una nueva cultura laboral basada en la cooperación y la libertad. Este enfoque no solo promete mejorar las condiciones para empresarios y trabajadores, sino también potenciar el desarrollo del empleo privado en Argentina.
Lee el artículo completo en La Nación.